Diario de un voluntario 30/01
¡Hola gente estrellada y soleada! Soy Frida, te voy a contar un poco de mi historia desde que llegué aquí!
Así que mi vida como voluntaria comenzó hace tres semanas y estuvo llena de nuevas experiencias y descubrimientos.
Se recurre a todos mis sentidos, ya sea mi sentido del tacto para ayudar en el huerto comunitario, mi sentido de la vista para admirar los bailes tradicionales de las fiestas folclóricas, mi sentido del gusto y el olfato para preparar pasteles, pan y chai para el día de la inauguración del centro social Can mas deu, o mi sentido del oído para escuchar las maravillosas canciones alrededor del fuego.
Mi vida aquí está marcada por un clima cálido, un poco extraño para enero, pero agradable cuando se traduce en horas de sol dedicadas a conectarme con la tierra en el jardín y conocer gente con una buena comida hecha con las verduras que hemos cosechado.
E incluso cuando el trabajo de oficina me llama, tengo la suerte de tener un lugar en el jardín para hacerlo mientras admiro la vista de Barcelona y el mar a lo lejos.
Mis tareas aquí corresponden perfectamente a mis expectativas y aún mejor, porque tengo un marco y direcciones que me permiten dirigir mi trabajo y mi energía, pero también tengo mucha libertad.
Elijo cómo creo, gestiono mi tiempo, elijo involucrarme más en una tarea que en otra y las oportunidades de trabajo son variadas y cambiantes.
Estoy muy feliz y agradecida de estar aquí y me doy cuenta cada día de lo afortunada que soy y de que esta oportunidad es una ayuda preciosa en el viaje de mi vida.
